Editorial - Universitas Forum, Vol. 1, No. 3, December 2009
EDITORIAL
CRISIS, VALORES, GOBERNANZA Y DESARROLLO TERRITORIAL

Giancarlo Canzanelli* y Marguerite Mendell**

Este tercer nùmero del Foro Universitas enfoca el desarrollo econòmico territorial, la economìa social y la relaciòn entre ellos - un debate que comenzò en el primer nùmero donde se exploraron soluciones y alternativas innovadoras para la crisis actual de mùltiples facetas. Los artìculos en este nùmero se basan fundamentalmente en experiencias de Latinoamèrica y de la provincia de Quebec, en Canadà, donde este debate es especialmente vibrante. En varios paìses Latinoamericanos, la economìa local y social son reconocidas por su capacidad para abordar la exclusiòn social, la reducciòn de la pobreza y los desafìos del desarrollo local en zonas urbanas y rurales. La nomenclatura incluye referencias a la economìa comunitaria, la economìa territorial, la economìa popular, la economìa solidaria, la economìa social, y asì sucesivamente. Cualquiera que sea el tèrmino que se utiliza, se refieren a las innovaciones socio-econòmicas y territoriales impulsadas por los ciudadanos en las que involucran grupos comunitarios, organizaciones de la sociedad civil, instituciones pùblicas y privadas, incluyendo gobiernos locales que valoran los recursos locales, que crean empleo, desarrollan nuevas empresas y contribuyen al bienestar econòmico y social de las comunidades. La experiencia con el desarrollo econòmico local en Latinoamèrica y en otros lugares ha demostrado que el desarrollo humano es posible cuando los actores locales en conjunto desarrollan estrategias econòmicas e iniciativas, movilizando sus propios recursos territoriales. Las Agencias de Desarrollo Econòmico Local son instrumentos de participaciòn especìficos para la implementaciòn de estas estrategias y en Latinoamèrica han demostrado proporcionar un apoyo fundamental. La experiencia de Quebec con la economìa social se ha convertido en una referencia importante para muchas regiones en el norte y en el sur. En muchos aspectos, es un modelo para la economìa social en evoluciòn en otras partes del mundo. En particular, su arraigo en las comunidades locales se dirige al tema central de este nùmero y al vìnculo entre la economìa social y el desarrollo territorial.

Varias de las contribuciones sitùan estas experiencias en un medio ambiente global post-crisis, no sòlo como respuestas o reacciones a la crisis, sino como ilustraciones de un paradigma alternativo emergente inherente a estas experiencias, que incrusta iniciativas econòmicas en contextos sociales, culturales, polìticos e històricos. Los autores proponen nuevos enfoques para abordar los desafìos que surgen de la crisis, en particular la necesidad de encontrar un equilibrio entre las necesidades humanas y la naturaleza, la acumulaciòn y la equidad, la producciòn y el financiamiento.

Se plantean tres principales problemas, tanto en la secciòn sobre "conceptos crìticos" como "en la pràctica", entretejiendo un hilo comùn entre ellos: (i) la necesidad de nuevos "valores" de referencia para definir las polìticas para el desarrollo, (ii) la necesidad de nuevos mecanismos de "gobernanza", en el que las personas juegan un papel clave en la implementaciòn de estas polìticas y (iii) la necesidad de nuevas herramientas que faciliten desafiar la visiòn dominante sobre la asignaciòn y distribuciòn de recursos. Ademàs de la tierra, el trabajo y el dinero (capital de inversiòn), esto incluye la movilizaciòn conocimientos.

Desde una marco-perspectiva, Moreno-Brid y Puchet Anyul sostienen que hay un nuevo espacio ideològico y tècnico para un diseo màs pragmàtico de las polìticas macroeconòmicas que no està vinculado a los imperativos de la ortodoxia fiscal, la apertura comercial, la privatizaciòn y la necesidad de abandonar polìticas sectoriales como los pilares de una estrategia macroeconòmica para asegurar un crecimiento sostenible en el mediano y largo plazo. Segùn Alburquerque y otros, este nuevo espacio debe abordar los problemas relacionados con la crisis energètica y alimentaria, el cambio climàtico, los procesos de migraciòn, y el cambio demogràfico, que son los temas que dominaran a la economìa en el futuro. Por esa razòn, las polìticas monetarias, èl argumenta, deben contribuir a los objetivos de desarrollo econòmico local y sostenible que requieren, a su vez, que los bancos centrales y las entidades de crèditos tengan controles pùblicos adecuados de manera que las inversiones se orientan en esa direcciòn.

Para Aubin y Cotorruelo, este nuevo espacio debe basarse en valores tales como el "bien comùn", el "bienestar" y el "vivir juntos". O mejor dicho, que implica la recuperaciòn de estos conceptos que se han asociado exclusivamente con la creaciòn de riquezas materiales y crecimiento econòmico.

¿Seria posible, cuestiona Alburquerque, combinar las polìticas dinàmicas de creaciòn de empleo con los principios de trabajo decente, la necesidad de competitividad con sostenibilidad social y ambiental de modo que las necesidades bàsicas de la poblaciòn sean satisfacidas, lo que resultarìa en la mejora de la calidad de la vida de todos? Otra cuestiòn critica, para Canzanelli, es còmo identificar los productos y servicios que mejor satisfacen estas necesidades.

Es a este punto que la discusiòn se torna a la economìa social, cuando, por ejemplo, Coraggio nos recuerda que mientras las sociedades modernas separan las esferas econòmicas, sociales, polìticas y culturales, de hecho, estàn pràcticamente y simbòlicamente unidas en el ser humano, como lo demuestran las comunidades indìgenas. Al comprender la incrustaciòn de la economìa en la sociedad y desafiar la visiòn utilitaria de la humanidad que tambièn conceptualmente separa a los individuos de sus comunidades, podemos argumentar que otro mundo y otra economìa es posible, cuando y donde una poblaciòn con sus propias formas de socializaciòn, su propio diseo de espacio vital, su contexto històrico, y su percepciòn del desarrollo, es parte de y nutre a esa unidad de espacio que es el territorio.

No es sorprendente, como Neamtan sugiere que la expresiòn "economìa social" ha venido ganando lugar en el vocabulario de aquellos preocupados por el desarrollo sostenible, ya que amplìa la nociòn del interès colectivo màs allà de lo que se asocia con las formas tradicionales de gobierno. Este concepto màs amplio del interès colectivo refleja el aumento de la capacidad de la sociedad civil, a travès de organizaciones de solidaridad, para responder a las necesidades colectivas (empleos, protecciòn del medio ambiente, servicios sociales, etc) que no pueden ser considerados "bienes de mercado".

El desarrollo se refiere al futuro y se asocia a menudo con un proceso lineal que niega y/o ignora la realidad de la sociedad, tomando las ideas de Karl Polanyi. De hecho, el pasado que tradicionalmente se ha invocado en nombre del desarrollo es uno que fue construido por aquellos promovieron una visiòn especìfica del desarrollo, con mayor frecuencia desde afuera y de arriba hacia abajo. La realidad de la sociedad, en cambio, tiene un pasado rico en relaciones que organizan y regulan la producciòn y distribuciòn de bienes bajo diferentes principios, bajo diferentes "normas" por asì decirlo. El concepto de "desarrollo endògeno", foco central de las estrategias de desarrollo econòmico local y el enfoque de Coraggio sobre las comunidades indìgenas es muy importante en este sentido, como lo son las numerosas iniciativas en los àmbitos de la economìa social y / o solidaria las cuales tienen una larga historia. Que ahora sean de interès para un pùblico màs amplio confirma el fracaso de estrategias basadas en los mercados tradicionales y la bùsqueda pragmàtica de modelos viables. Esto ha creado posibilidades para el reconocimiento y legitimaciòn de las iniciativas basadas en la solidaridad para alcanzar los objetivos sociales a travès de iniciativas econòmicas, socavando asì las estrategias que han dominado la agenda de desarrollo establecida y los principios que la informan.

Dicho esto, estas iniciativas basadas en la solidaridad y/o en la colectividad no deben justificar el retiro del gobierno. Al contrario, los actores del desarrollo econòmico local y aquellos de la economìa social y solidaria estàn desarrollando nuevas relaciones con el gobierno en muchas regiones del mundo a varios niveles - local, regional y nacional - que sugiere una nueva forma de compromiso para los gobiernos e instituciones pùblicas, en asociaciòn con la sociedad civil. La eficacia de las polìticas ha aumentado en esos paìses y regiones donde el gobierno y la sociedad civil co-construyen nuevas polìticas de apoyo. En Quebec, este proceso se ha institucionalizado y permite la diversidad de sectores que constituyen la economìa social. En otros paìses, como Cuba, como argumenta Guethòn, mientras el entorno macro-polìtico sigue siendo controlado por el Estado, la creciente autonomìa del movimiento cooperativo es un ejemplo interesante de la flexibilidad del Estado, cuando los impactos positivos de las iniciativas de desarrollo local impulsados por la comunidad o por la colectividad son reconocidos y apoyados.

Por lo tanto, si el tema del desarrollo es el ser humano en su relaciòn armònica con los demàs, y si el objetivo es vivir bien y satisfacer las necesidades històricamente determinadas, el desafìo mas importante es còmo la poblaciòn, en una democracia avanzada y moderna, puede alcanzar estos objetivos - y con cuales estrategias. Claramente, se deben de abordar las especificidades culturales e històricas de las regiones, tanto en el norte como en el sur. Su diversidad tambièn determinarà la forma en que estas polìticas evolucionan. Sin embargo, la creciente visibilidad de las estrategias territoriales impulsadas por los ciudadanos y su creciente capacidad de estructurar nuevos mercados y de satisfacer objetivos sociales sugiere firmemente que el marco institucional de los paìses es permeable.

Al explorar còmo estas estrategias pueden o no pueden ser adoptadas, la primera pregunta se refiere a la gobernanza. Los autores de este nùmero plantean esta cuestiòn y hacen hincapiè de la necesidad de un proceso proactivo y participativo en el que la poblaciòn establece los objetivos, identifica las prioridades y disea los mecanismos de implementaciòn de los planes de desarrollo. En particular, Alburquerque considera que no habrìa alternativa sin una organizaciòn popular de actores sociales que resista la intransigencia de los que se han beneficiado de la crisis, ocultando la situaciòn actual. Para ello, es necesario pasar de un enfoque de bienestar, dependiente de las subvenciones, hacia un enfoque activo o comprometido, acordado por los diferentes actores, con una visiòn integrada del desarrollo que incluye todas las diferentes dimensiones. Barquero sostiene que las nuevas formas de "gobernanza pùblica-privada proactiva" son necesarias tanto para el fortalecimiento de los procesos de desarrollo que pueden evolucionar mediante la utilizaciòn de las capacidades, habilidades y creatividad de la poblaciòn, como para redefinir la relaciòn entre el Estado y el mercado. Los retos actuales son muchos y las soluciones son tan complejas que las acciones e iniciativas de los gobiernos y actores sociales y econòmicos deben de ser proactivas y coherentes con el fin de influir positivamente en la dinàmica del progreso econòmico y social. La experiencia de las Agencias de Desarrollo Econòmico Local (ADEL) y la experiencia de Quebec en las que este proceso ha tenido lugar y las nuevas formas de gobernanza emergentes, con un poco de suerte serviràn como ejemplos de mejores practicas a seguir para los actores y polìticos comprometidos con el diseo de nuevos procesos de formaciòn de polìticas.

Evidentemente, se requieren nuevos espacios intermediarios entre el gobierno y la sociedad civil. Estos nuevos espacios hìbridos para el diàlogo y la deliberaciòn son innovaciones institucionales ya que comprenden amplia representaciòn multi-participativa. Estos espacios intermediarios son cada vez màs reconocidos como espacios socio-polìticos innovadores que aumentan la eficacia de las polìticas del gobierno. Las asimetrìas de informaciòn, tan a menudo fuentes de decisiones polìticas fuera de lugar o equivocadas, se reducen considerablemente. Para los actores sociales, que participan en espacios de toma de decisiones con un mayor potencial para compaginar las polìticas con sus objetivos, aportan resultados directos. Por supuesto, no todas las esperanzas se hacen realidad, pero una mayor capacidad para negociar, incrustada en este proceso màs dialògico y deliberativo, es bien recibida.

Esta necesidad de intermediarios la subraya aun màs la mesa redonda sobre el desarrollo econòmico territorial. Las agencias de desarrollo econòmico local, que actùa como estructuras intermediarias de gobernanza, juegan un papel estratègico en el diseo e implementaciòn de las acciones para resolver los problemas especìficos de cada territorio, para facilitar la coordinaciòn vertical y horizontal y las sinergias entre el centro y las periferias, sectores y territorios, y desafìan el paradigma que inhibe las acciones concertadas a nivel local. En este sentido, los resultados de un estudio realizado por ILS LEDA demuestran còmo las LEDAs promovidas por las Naciones Unidas han contribuido al desarrollo humano en los territorios en los que se han establecido, especialmente en la reducciòn de la pobreza y la exclusiòn social, el desarrollo de capacidades locales de planificaciòn e implementaciòn, el empoderamiento de la participaciòn de la mujer en la economìa, la protecciòn del medio ambiente, y la promociòn de la economìa social y solidaria. La documentaciòn de estas experiencias en el norte y en el sur tiene un fuerte impacto conceptual ya que los puntos de vista tradicionales sobre las instituciones pùblicas y sus relaciones con sus respectivas circunscripciones se reconocen cada vez màs como ineficaces y obsoletos.

Por lo tanto, la gobernanza proactiva no es una vaga forma de participaciòn en la vida pùblica, como es frecuentemente el caso cuando la poblaciòn es simplemente invitada a participar en debates o consultas, a aprobar planes de desarrollo o iniciativas en consejos municipales o cuando los grupos de trabajo o comitès de desarrollo son creados para impulsar propuestas que seran aprobadas màs tarde por otros actores. La gobernanza proactiva es la creaciòn y funcionamiento permanente de mecanismos relacionados al capital social y relacional de la comunidad que pueden identificar y analizar los problemas, encontrar las soluciones y afectar las decisiones.

La respuesta no es solamente la descentralizaciòn a nivel territorial de las decisiones pertinentes al desarrollo: en muchos casos esto simplemente reproduce un marco de arriba hacia abajo a nivel local. Màs bien, lo que se conoce como gobernanza flexible, democracia participativa empoderada, democracia deliberativa o planificaciòn colaborativa para nombrar sòlo algunos de los conceptos en la creciente literatura que reconoce la descentralizaciòn como un primer paso, que se dirige a la necesidad crìtica de los intermediarios, de nuevos sitios hìbridos para la toma de decisiones.

De hecho, las respuestas a las preguntas macro generales son màs fàciles de encontrar si la necesidad de descentralizar es reconocida como una respuesta estratègica màs eficaz a los desafìos de la economìa global. En su contribuciòn a la mesa redonda, Boisier se pregunta si la globalizaciòn y la competitividad son compatibles con las estructuras de toma de decisiones centralizadas. Arocena aade que entre mas se globalicen los procesos, mas ganan terreno las identidades territoriales con sus caracterìsticas especìficas y sus historias. Barquero subraya que la identificaciòn de estas especificidades determinarà la capacidad de los territorios locales de reaccionar. Y Cotorruelo apunta que es el "factor local" lo que estimula las estrategias alternativas de desarrollo, donde la comunidad local, "regiòn-ciudad", "regiones inteligentes" se convierten en arquitectos de una competitividad global, donde se da un diàlogo necesario y positivo entre las empresas, los territorios y la sociedad y donde los valores y las identidades propias de cada uno florecen. Por lo tanto, lo que se busca son soluciones regionales especìficas que reflejen sus culturas, conocimientos y tradiciones.

La experiencia de Quebec, ùnica entre las provincias de Canadà, demuestra esta variabilidad regional. Dado los resultados positivos en Quebec, organizaciones impulsadas por ciudadanos en otras provincias estàn trabajando para lograr arreglos institucionales similares, pero especìficos para cada regiòn. Su èxito varìa a travès de Canadà, lo que refleja la variabilidad de las culturas polìticas regionales. Esto es ciertamente vàlido para otros paìses donde los gobiernos regionales asumen la responsabilidad de un creciente nùmero de cuestiones socio-econòmicas. Estas observaciones revelan lo importante que es en este momento compartir conocimiento con la comunidad global, sabiendo que las respuestas a preguntas difìciles no seràn homogèneas. Por el contrario: un mosaico de respuestas multiplica el conocimiento y las experiencias a la disposiciòn de la comunidad global y contribuye a la invenciòn de soluciones innovadoras para la lucha crìtica por el bienestar humano global. Volviendo, entonces, a la cuestiòn clave sobre el conocimiento y la innovaciòn, tanto Alburquerque como Boisier observan que el desarrollo de los conocimientos localmente arraigados tambièn conducen a nuevas formas de producciòn y de gestiòn, al perfeccionamiento del capital humano, y al desarrollo de los procesos de cooperaciòn empresarial, coordinaciòn inter-institucional y gobernanza pùblica-privada que emergen con mayor rapidez y facilidad a nivel territorial, donde oportunidades tanto endògenas como exògenas pueden ser aprovechadas.

La experiencia de Tres Rios (Trois-Riviéres), como la describe Aubin, el anàlisis de la economìa social màs macro de Neamtan, y el artìculo de Dumais et al estàn todos incrustados en una nueva forma de movilizaciòn del conocimiento que ha tenido y sigue teniendo un impacto polìtico. En Canadà, la alianza de investigaciòn comunidad-universidad, como lo ilustra el video que aquì presentamos, ha existido oficialmente por màs de una dècada. Esto va màs allà de los mètodos tradicionales de investigaciòn aplicada, asì como la tìpica presencia de "expertos" de la comunidad acadèmica colaborando con los profesionales. Lo que se conoce como la co-construcciòn del conocimiento està produciendo nuevo "conocimiento social", que refleja directamente las necesidades y aspiraciones de las comunidades locales. Este es un proceso innovador de movilizaciòn de conocimientos. La aplicaciòn de una nueva metodologìa interdisciplinaria y multi-participativa desafìa los modelos establecidos de desarrollo econòmico. Los polìticos estàn cada vez màs comprometidos con este proceso que reduce enormemente los costos de transacciòn y los problemas de coordinaciòn asociados con la formaciòn de polìticas, implementaciòn y resultados esperados que a menudo no son realizados.


* Giancarlo Canzanelli es coordinador de ILS LEDA, UNDP/UNOPS, Italia y miembro del Universitas Forum.

** Marguerite Mendell es Profesor de la School of Community and Public Affairs y directora del Karl Polanyi Institute of Political Economy at Concordia University, Montreal, Canada.

Universitas Forum, Vol. 1, No. 3, December 2009





Universitas Forum is produced by the Universitas Programme of the KIP International School (Knowledge, Innovations, Policies and Territorial Practices for the UN Millennium Platform).

Site Manager: Archimede Informatica - Società Cooperativa