Massimo Fortunato - Universitas Forum, Vol. 4, No. 1, Diciembre 2014
EN LA PRÁCTICA
REFLEXIONES SOBRE COHESIÓN SOCIAL EN EL SALVADOR
UN PAÍS QUE QUIERE SER HAPPY


Massimo Fortunato *

Un video para decir NO a la violencia

A partir del éxito mundial que tuvo el video musical de "Happy", la famosa canción de Pharrell Williams, un grupo de jóvenes emprendedores de la zona oriental de El Salvador decidió realizar su propia versión con el objetivo de decir NO a la violencia y promover el oriente de este maravilloso país. La idea fue acogida con entusiasmo por muchas asociaciones y organizaciones locales, inclusive de bailarines y músicos, que decidieron formar parte del proyecto para transmitir un mensaje de paz y serenidad. Carlos, un amigo y uno de los promotores, me ofreció participar en una toma de la grabación de este video. Antes de poder contestar "por supuesto, participo con placer", una cámara ya estaba lista para grabar mis torpes pasos de baile con el fondo del majestuoso Volcán de Conchagua. El vídeo fue visto por más de 39 mil personas y confiamos que este dato pueda crecer en el futuro.

Entre los muchos comentarios positivos hechos al vídeo, he seleccionado dos para compartirlos con ustedes. Lidia dice "Es un orgullo que en mi país aún se pueda tener la esperanza que cosas como estas se puedan hacer." y Giovanni afirma "Me gustó mucho. El vídeo les quedó excelente y que bueno que hagan este tipo de vídeos, ya estamos cansado de ver tanta violencia en nuestro país, para mi es uno de los mejores vídeos que he visto.".

Puedo afirmar que las opiniones de Giovanni y Lidia son muy similares a muchísimas otras que me fueron compartidas durante mi experiencia en El Salvador. Las salvadoreñas y los salvadoreños no son ni quieren ser rehenes de este clima de violencia que ha cobrado 35,000 vidas entre 2003 y 2012 (Datos de la Policía Nacional Civil reportados en PNUD, 2013), que contribuye a distorsionar las relaciones económicas y sociales al interior y exterior del territorio salvadoreño, que afecta de forma negativa su desarrollo humano y que contribuye a alimentar importantes flujos migratorios hacía otros países.

Como todos, las salvadoreñas y los salvadoreños quieren poder elegir su propio camino en la vida de acuerdo a sus talentos, necesidades, sueños e inclinaciones personales. De hecho, extendiendo la definición de desarrollo humano más allá de los confines nacionales, se puede interpretar el mismo fenómeno migratorio como un tentativo de aumentar las posibilidades que tenemos en la vida.

En los últimos meses, hablando con algunas personas deportadas salvadoreñas, tuve la oportunidad de confrontarme con ellas sobre el motivo de su migración. Todas me dijeron que "el sueño" era lograr un bienestar que, por una razón u otra, no encuentran en El Salvador. A partir de este ejemplo, puede ser interesante poner en evidencia la relación que existe entre los conceptos de cohesión social y desarrollo humano. Una relación en la que el primero no solamente es el fin del segundo, sino también un medio para su logro.

Pensar en la cohesión social para no caer en el "pensamiento débil"

Según el Comité Europeo para la Cohesión Social, ésta es concebida como "la capacidad de la sociedad para asegurar a largo plazo el bienestar de todos sus miembros, incluyendo el acceso equitativo a los recursos disponibles, el respeto por la dignidad humana con el debido respeto a la diversidad, la autonomía personal y colectiva, y la participación responsable" (Comité Europeo para la Cohesión Social, 2004 - citado en PNUD 2013). En el "Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2013 Imaginar un nuevo país. Hacerlo Posible" del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD, 2013), se aclara que en El Salvador la escasa movilidad social, la existencia de imaginarios fragmentados de la sociedad (es decir la división entre "nosotros" y "los otros"), el clima de inseguridad - y yo añadiría el fuerte flujo migratorio hacia otros países - son expresiones de una baja cohesión social.

Estos componentes están enlazados entre ellos a través de complicados procesos sociales y económicos para los cuales es difícil encontrar una clave de lectura. De hecho, la ausencia de claros vínculos causales entre los factores antes mencionados puede llevarnos a lo que se define "pensamiento débil": la idea que la interconexión entre las causas es tan fuerte que cada factor resulte afectado y afectante a la vez (víctima y victimario).

Ese tipo de pensamiento nos hace perder la comprensión de la calidad de las conexiones entre los factores y nos deja "aceptar la inmutabilidad" de un problema (L'Abate, 2008). De hecho, la expresión "aceptar un problema" puede ser entendida en dos formas diferentes.

La primera, que está enlazada con el "pensamiento débil" nos hace aceptar las cosas así como son y, en ausencia de un sistema de prioridades definido, nos lleva a intentar mejorarlas de forma caótica. La segunda interpretación, que yo prefiero, nos conduce a aceptar las cosas con una actitud positiva hacia su mejoramiento, comprendiendo la complexidad de un problema e identificando a la vez un punto de partida que nos parece más importante o urgente que otros. Si pensamos en desigualdad de oportunidades, clima de inseguridad, violencia y migración dentro de un complejo sistema de causa y efecto resulta difícil encontrar un punto de partida ideal para fomentar el desarrollo humano.

Por otro lado, si hacemos el esfuerzo de considerar estos problemas como tornasoles de la situación de cohesión social en el país, podemos establecer una posible cadena de causa/efectos y eventuales prioridades de acción. Considerando la brevedad de este artículo, no será posible desarrollar un análisis detallado. Sin embargo, a través de este texto se presentarán algunos datos y reflexiones sobre el clima de inseguridad en el país y el fenómeno migratorio, con el objetivo de estimular una reflexión crítica sobre el nivel de cohesión social en el país y una investigación más profunda por parte de los lectores.

Clima de inseguridad en El Salvador

Hablar de violencia e inseguridad en El Salvador no es fácil, como tampoco lo es hacerlo de cualquier otro país del mundo. De hecho, siempre habrá una relevante discrepancia entre el análisis de datos en sí y una consideración sobre las consecuencias que la percepción de dicho clima de inseguridad crea en las personas, en las comunidades y en la sociedad en general. Sin embargo, es importante analizar algunos indicadores disponibles para poder entender las diferentes facetas del problema. En el gráfico siguiente se proporciona información sobre la "tasa de homicidios por 100,000 habitantes", uno de los indicadores más utilizados para "medir" el clima de violencia en un país, desde el 1999 hasta el 2012.

Ilustración 1: Tasa de homicidios por 100,000 habitantes (1999 - 2012) Fuente: PNUD, 2013.

Cómo se puede observar, antes de la tregua entre las dos pandillas principales (Mara Salvatrucha y Barrio 18) que se realizó en marzo de 2012, El Salvador tenía el triste récord de estar entre los países con los más altos porcentajes de homicidios en el mundo. Se tiene que considerar que en el 2011, el país se posicionó segundo en esta clasificación con un promedio de 70 homicidios cada 100,000 personas. Después de la tregua del 2012, ese dato bajó significativamente, llegando a un promedio de 41 homicidios cada 100.000 personas y, según las cifras facilitadas por la Policía Nacional Civil (P.N.C.) de El Salvador, el año 2013 cerró con una tasa de 39,6 homicidios por cada 100,000 habitantes, la segunda más baja desde la firma de los Acuerdos de Paz, superada solamente por la del año 2002 (Valencia, 2014).

Lastimosamente, la tregua se rompió de facto en el mes de marzo de este año (Associated Press, 2014). Una de las consecuencias más graves que se puede atribuir al rompimiento de la tregua ha sido el aumento de homicidios en este último año. De hecho, entre el 1 de enero y el 18 de octubre pasado, se registraron 3,066 homicidios (datos P.N.C. reportados en García, 2014). El dato es preocupante, considerando que en los doce meses del 2013 se registraron 2,490 asesinatos (Valencia, 2014).

Desglosado los datos disponibles por género y edad de las víctimas, se puede constatar que la tasa de homicidios por 100.000 habitantes es más alta entre los jóvenes del rango de 18 a 30 años, alrededor del doble del porcentaje nacional; y aquella de los hombres ha sido de casi 9 veces más alta que la de mujeres (PNUD, 2013) en los últimos años. A continuación se proporcionan algunos datos sobre la tasa de homicidios desagregados por sexo por 100,000 habitantes entre 2010 y 2012.

País 2010 2011 2012
Hombres Mujeres Hombres Mujeres Hombres Mujeres
El Salvador 117,5 17,7 127,5 19,1 76,6 9,7

Tabla 1: Tasa de homicidios desagregados por sexo por 100,000 habitantes (2010-2012). Fuente: PNUD, 2013a.

Sin embargo, el clima de inseguridad en un país no se puede medir únicamente a través de este indicador, que no incluye otros aspectos que contribuyen a crear un "clima" general favorable o desfavorable. Por ejemplo, en el año 2012 El Salvador tuvo una tasa de robo de 88,3 por 100,000 habitantes (lo que significa que 88,3 personas cada 100,000 habitantes denunciaron un robo a las autoridades en el año 2012).

Los indicadores utilizados hasta ahora se encuentran basados en datos reales, inclusive denuncias de robo recibidas por las Instituciones de un Estado y homicidios registrados oficialmente. Sin embargo, hay otros indicadores que nos permiten medir la percepción de inseguridad de la que se hablaba antes. Estos indicadores son generados a partir de encuestas dirigidas a las personas y, a diferencia de los anteriores, son definidos "blandos" porque están basados en las afirmaciones de las personas y no en datos de registros administrativos oficiales (indicadores "duros"). Por ejemplo, podemos tomar en cuenta el "Porcentaje de victimización por robo", a través del cual se puede constatar el porcentaje de la población total de un país que afirma haber sido víctima de robo, tanto con violencia como sin ella. Según el PNUD, en el caso de El Salvador en el año 2012, el 12,46 % de la población ha sido víctima de robo (PNUD 2013a)

Otro indicador útil para reflexionar sobre la percepción que las personas tienen de la inseguridad es el Índice de Ley y Orden elaborado por la encuestadora Gallup. El índice se elabora a través de respuestas a tres preguntas:

  1. En la ciudad o área donde usted vive, ¿tiene usted confianza en la policía local?;
  2. ¿Se siente seguro caminando solo por la noche en la ciudad o área donde usted vive?;
  3. En los últimos 12 meses, ¿ha sido víctima de algún robo de dinero o bienes suyos o de otro miembro del hogar?

Es interesante constatar que en el periodo 2009-20013, mientras la tasa de homicidios por 100,000 personas disminuyó, el indicador de Ley y Orden empeoró 4 puntos, desde un valor de 63 bajo a un valor de 59 (Sonnenschein, 2014), lo que nos permite poner en evidencia la gran diferencia que existe entre la percepción de inseguridad y los datos duros a disposición, y que el enlace entre los dos es distorsionado por muchos factores, inclusive el rol de los medios de comunicación y las opiniones y eficacia de las políticas adoptadas para contrastar el crimen.

En todos los casos, el clima de inseguridad real y percibida por la población no solamente afecta negativamente la vida social del país sino su desarrollo económico. El ejemplo más fácil para reflexionar sobre el tema es aquello de las pandillas y de la "renta", una forma de extorsión que las pandillas utilizan para financiarse. Por ejemplo, muchas empresarias y empresarios se ven obligados a pagar la "renta" a estos grupos criminales, lo que distorsiona los precios de compra y venta de productos, afectando el buen funcionamiento del mercado.

Además, considerar la "renta" como un gasto necesario, para estar seguros y no vivir con el miedo que algo malo pueda pasar, es un obstáculo económico y emotivo para el emprendimiento, en particular para los jóvenes.

Hacia otros países: Migración y remesas

En parte por la situación económica y en parte por el clima de inseguridad percibido en el país, muchos salvadoreños y salvadoreñas deciden emigrar. Según estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores hay más de 3 millones de salvadoreños en el exterior: una cifra exorbitante considerando que la población salvadoreña es de alrededor de 7 millones de personas (Estimaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores de El Salvador). De esos 3 millones, alrededor de 2 millones y medio viven en Estados Unidos. Las otras concentraciones de salvadoreños en el exterior más grandes se encuentran en Canadá, Guatemala, Italia y Belice.

Según los resultados preliminares de una encuesta realizada por la Agencia de Desarrollo Económico Local del Departamento de La Unión - ADEL La Unión - en los Municipios de Conchagua, El Carmen e Intipucá del Departamento de La Unión, la mayoría de las personas que han emigrado entre 1980 y 2014 han sido jóvenes entre los 15 y los 24 años de edad. Este dato refleja la situación a nivel país, donde son muchísimas las personas jóvenes que cada día abandonan el país para buscar suerte en el exterior. De hecho, del total de emigrantes, se estima que cerca del 60% lo hizo en edades entre los 15 y los 30 años (PNUD, 2011).

El desarrollo de El Salvador es profundamente afectado, positiva y negativamente, por el fenómeno migratorio. Si consideramos, por ejemplo, el tema de las remesas familiares, podemos apreciar que las remesas en El Salvador forman una parte muy importante del PIB del país: el 16.37% para el año 2013 (Data Bank, Banco Mundial). Las remesas pueden ser entendidas como vínculos de solidaridad entre familiares, y gracias a estas muchas familias salvadoreñas pueden ahorrar dinero para financiar otras actividades, inclusive educativas y económicas, incrementando el potencial de desarrollo humano que tienen.

Sin embargo, por otro lado, no es difícil intuir que las altas tasas de emigración causen increíbles distorsiones sociales a partir del núcleo familiar a detrimento del desarrollo humano de los salvadoreños y salvadoreñas. Por ejemplo, muchísimos niños y niñas se quedan con sus abuelos en El Salvador mientras sus padres buscan suerte en los Estados Unidos y, sin la guía de sus padres, corren el riesgo de caer en las redes de los grupos criminales.

En particular, los niños y las niñas tienen perfiles ideales para las pandillas, primero porque son más influenciables y segundo porque pueden ser "utilizados" de forma estratégica en sus operaciones por gozar de mayor protección por parte del sistema judicial. De hecho, la edad estimada para ingresar en una pandilla era a partir de los 15 años aproximadamente en el año 2006 (Aguilar y Carranza, 2008 - citado en PNUD, 2013).

Miedo y cohesión social

En el famoso discurso del 6 de enero del 1941, el Presidente de los Estados Unidos Franklin D. Roosevelt habló de la importancia para las personas de cualquier parte del mundo de poder gozar de cuatro libertades fundamentales, inclusive la libertad de vivir sin miedo: una libertad que muchos salvadoreños consideran no tener y que obstaculiza lograr acuerdos sociales y definir la visión de país que se quiere lograr. Aunque la violencia y la inseguridad no afectan a todos, la percepción de inseguridad es difusa en la población.

De hecho, durante mi experiencia en el país he podido constatar que esta percepción, este miedo, embarga tanto a la mayoría de la población salvadoreña (sin distinciones de género, edad o niveles de ingresos) que casi se ha transformado en un factor de cohesión social. Sin embargo, considero que no se puede establecer una verdadera cohesión social sobre el miedo, siendo este una fuerza negativa que limita y enjaula nuestras capacidades más que potenciarlas.

Aunque no exista una receta mágica para lograr resolver estos problemas, para alcanzar un nivel de cohesión social más alto en el país, aumentando las oportunidades a disposición de las personas y su ser, será importante para El Salvador buscar un nuevo pacto social con su población y un consenso hacia aquellas políticas que tengan como fin expandir las capacidades de las personas, especialmente la de los y las jóvenes, sector que se ha evidenciado ser el más vulnerable en relación a violencia, inseguridad y migración.

Fortaleciendo la cohesión social y creando mejores oportunidades para los y las jóvenes de este país, educativas y laborales, no solamente podría disminuir el clima de inseguridad y las tasas de migración, sino que también la mayoría de las personas podrían gozar de la libertad de vivir sin este tipo de miedo, substituyéndolo por el optimismo, lo que permitirá generar procesos sostenibles de desarrollo humano en el país. Un optimismo que creo pueda ser alimentado por la política y por la sociedad civil a la vez.

Por esa razón, me gusta pensar que el video que hemos grabado pueda representar una semilla de serenidad para El Salvador: un país que quiere ser HAPPY.

Para ver el video "Happy from Oriente El Salvador", haga clic aquí.


Referencias

Aguilar J., Carranza M. (2008) "Maras y pandillas como actores ilegales de la región. Ponencia preparada para el Informe Estado de la Región en Desarrollo Humano Sostenible." S/1: Programa Estado de la Nación.

Associated Press (2014) "El Salvador: Se acaba la tregua entre las peligrosas maras", en El comercio, 4 de marzo de 2014, Consulta: 26/10/2014. Disponible en: http://elcomercio.pe/mundo/latinoamerica/salvador-se-acaba-tregua-entre-maras-noticia-1713568.

Comité Europeo para la Cohesión Social (2004) "Revised strategy for Social Cohesion." Disponible en: http://www.urbal3.eu/uploads/documento/Transparencia_Rendicion_cuentas_(protegido).pdf.

García E. (2014) "Un homicidio cada dos horas se reporta en el país durante este año" en El mundo, 20 de octubre de 2014. Disponible en: http://elmundo.com.sv/un-homicidio-cadados-horas-se-reporta-en-el-pais-durante-este-ano.

L'Abate A. (2008) "Per un futuro senza guerre: dalle esperienze personali ad una teoria sociologica per la pace" Napoli: Liguori Editore.

PNUD (2011) "Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2010. De la pobreza y el consumismo al bienestar de la gente: propuestas para un nuevo modelo de desarrollo" San Salvador: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

PNUD (2013) "Informe sobre Desarrollo Humano El Salvador 2013. Imaginar un nuevo país. Hacerlo posible. Diagnóstico y propuesta" San Salvador: Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo.

PNUD (2013a) "Informe Regional de Desarrollo Humano 2013-2014. SEGURIDAD CIUDADANA CON ROSTRO HUMANO: diagnóstico y propuestas para América Latina" Panamá: Centro Regional de Servicios para América Latina y el Caribe Programa de Las Naciones Unidas para el Desarrollo.

Sonnenschein J. (2014) "America Scores Lowest on Security Venezuelans report lowest security levels worldwide" Gallup, 19 de Agosto de 2014. Disponible en: http://www.gallup.com/poll/175082/latin-america-scoreslowest%20security.aspx?utm_source=WWW&utm_medium=csm&utm_campaign=syndi cation.

Valencia R. (2014) "El Triángulo Norte seguirá siendo la región más violenta del mundo" El faro, 3 de enero de 2014. Disponible en: http://www.elfaro.net/es/201401/internacionales/14364/.


* Massimo Fortunato, actualmente colabora con la Asociación Agencia de Desarrollo Económico Local del Departamento de La Unión - ADEL La Unión - en El Salvador, por haber ganado el Premio "René Cassin" - otorgado por la Assemblea Legislativa della Regione Emilia-Romagna (Italia) en colaboración con la KIP International School.

 Universitas Forum, Vol. 4, No. 1, December 2014





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